Una arteria habanera reproducida por aquellos antiguos grabadores que visitaron Cuba en el siglo XVIII y XIX, y que sirvió de escenario a la novela Cecilia Valdés o la Loma del Ángel, de Cirilo Villaverde (allí estaba ubicada la casa de la familia Gamboa) no puede ser para los cubanos de hoy una calle cualquiera.
Ediciones Boloña, de la Oficina del Historiador de La Habana, presentó el 18 de febrero el libro Calle San Ignacio, Entre pasado y presente, de la historiadora del arte Patricia Andino durante la Feria del Libro Cuba 2015.
A propósito de la entrega, Habana Patrimonial dialogó con la autora, quien labora en la Dirección de Proyectos de Arquitectura y Urbanismo de la Oficina del Historiador de la Ciudad:
¿Por qué seleccionaste San Ignacio dentro del entramado urbano habanero?
El libro surge a partir de mi tesis de diploma en la Facultad de Artes y Letras. Siempre quise vincularme a la Oficina del Historiador y llegué a la conclusión de que San Ignacio podía ser un eje adecuado para una investigación: es el tercero de la ciudad hacia la bahía y viene siendo como el que toca rehabilitar ahora, teniendo en cuenta que ya está Mercaderes y Oficios. Es una calle que además tiene muchísimos valores históricos y culturales. Después de mi graduación seguí trabajando el tema, se amplió un poco el estudio y surgió la propuesta de la publicación del libro.
¿Cómo ha evolucionado el espacio público en San Ignacio?
La calle es muy antigua y lo más notable es que interconecta a la Plaza de la Catedral, la Plaza Vieja y la Alameda de Paula. Son espacios urbanos relevantes de la antigua ciudad, pero siguen teniendo hoy mucha significación desde el punto de vista arquitectónico, urbanístico y social.
Ha habido tramos que se han restaurado
Sobre todo los que están cerca de las plazas, y ahora mismo se está trabajando en el tramo que une las dos plazas, principalmente a partir de Lamparilla, pero de la Plaza Vieja hacia el final de la calle está prácticamente virgen. El libro es como un llamado de atención sobre lo que falta.
Colateralmente estoy haciendo la maestría en el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana y escogí el tema del tramo no restaurado, el trabajo que se pudiera hacer para la reanimación de la calle a partir de la participación ciudadana. Se trata de promover iniciativas individuales a partir del surgimiento de líderes locales, de potenciar la restauración, no únicamente a través de las instituciones.
¿Qué valores arquitectónicos tiene San Ignacio?
Acoge inmuebles de todas las épocas desde el siglo XVII y de muchísimas tipologías arquitectónicas. Hay una marcada diferencia entre la zona norte y la sur, esta última mantiene más sus casas originales, aunque con un alto grado de deterioro. Hay grandes casonas del siglo XVIII y del siglo XIX, por ejemplo San Ignacio 214, que es del XIX, con una escalera helicoidal de madera, azulejos de onda en el zaguán, la única casa en La Habana Vieja que tiene este tipo de azulejos; del siglo XX hay exponentes del art decó, pero sobre todo mucho eclecticismo.
¿Qué expectativa podemos tener?
Se está trabajando ahora en el tramo que se halla entre la Plaza de la Catedral y la Plaza Vieja. Plan Maestro ya está haciendo un levantamiento, como te dije, podemos ser optimistas.