Regala hoy Boloña amena historieta para niños y jóvenes

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

Cuatro niños curiosos realizan una fantástica excursión por la memoria de la ciudad antigua y son testigos de la evolución de algunas de sus principales edificaciones. Ese el tema central de la historieta Una historia de La Habana contada por sus piedras, del guionista Jorge Sariol1 y el dibujante Ángel Velazco, que la Editorial Boloña regala a niños y jóvenes en la presente fiesta del libro y la literatura.

Jorge Sariol comentó para Habana Patrimonial sus experiencias sobre la primera de las historietas publicadas por esta casa editora, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

¿Cómo surgió la idea de esta historieta?

La idea surge a partir de una solicitud de la propia editorial Bolonia.

Habíamos llevado un proyecto de historieta sobre la Toma de La Habana por los Ingleses, pensado para adultos; sin embargo, la línea editorial tenía entre sus estrategias publicar obras que reflejaran la historia de determinados sitios de la ciudad, como el Castillo de La Real Fuerza, más enfocadas en el público infantil.

Nos propusieron trabajar en ese sentido y el resultado ha sido Una historia de La Habana contada por sus piedras.

¿Conoces si esta es la primera historieta de Boloña?

 Por lo que sé, sí. En función de esa estrategia que tenía la editorial, había sido entregado un proyecto anterior, pero desconozco el autor y las razones del por qué no fructificó.

¿Cómo fue que desarrollaste tu investigación para los diálogos?

En primer lugar, puse dedicación en escuchar la forma de hablar de niños reales. De hecho los personajes están construidos a partir de rasgos físicos y  las personalidades de hijos de amigos y colegas —excepto uno, los demás llevan su mismos nombres incluso— y luego fui recreando y fabulando según las exigencias de la historia.

¿Qué tiempo te tomó la investigación y la realización del guión?

La realización me llevó seis meses, sin contar el trabajo post edición, a partir de sugerencias de la editora y del Gabinete de Arqueología de la  Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

La investigación previa fue una etapa más larga, pero menos definida. Durante varios años he trabajado para Radio Ciudad, La Jiribilla y ahora para la revista Alma Mater,  temas históricos, incluso enfocado en el costumbrismo, no solo de la ciudad, y en la indagación va uno conformando las fichas bibliográficas, las historias que uno quisiera contar, los temas que merecieran conocerse mejor o de forma distinta a las que  habitualmente se emplean. De ahí salió el proyecto sobre la Toma de La Habana, remitido más exactamente a la Toma del Castillo del Morro.

Sobre el quehacer del dibujante, ¿complacido?

Ángel Velazco es director artístico de la revista Zun-zun, tiene en su haber muchas historietas,  la creación de personajes como Kukuy y su hoja de servicios como dibujante, diseñador, publicista e ilustrador es de larga data. Es un creador muy preciosista y sabe muy bien trabajar, según el público al cual destina sus creaciones.

Con él he trabajado el material que ahora sale a la luz y también dos proyectos más que están esperando decisiones editoriales.

Aunque somos amigos, siempre el proceso de creación lleva negociaciones  y contradicciones, no antagónicas, pero sí espinosas sobre la forma de encarar determinados aspectos. Ambos no creemos en la perfección.

¿Consideras que la historieta, como género, resulta efectiva en jóvenes y niños para trasmitir conocimientos?

Estoy persuadido de que la historieta resulta un género valiosísimo para trasmitir conocimientos, para contribuir al gusto por la lectura y en la formación de valores humanísticos.

Lamentablemente en Cuba se ha perdido la tradición de producir y consumir historietas para adultos, porque a mi juicio, como género es tan válido para los infantes como para los adultos.

Es curioso, porque en no pocos países, como Japón, Bélgica, Estados Unidos, México y Argentina existe una cultura del comics, de la llamada “tira” periodística, de los “sueltos” y de personajes que han entrado en el imaginario popular.

Cuba tuvo esa cultura y será difícil rescatar esa tradición.

¿Fue este tu primer trabajo para Boloña?

Es el primer trabajo y espero que no sea el  último.

¿Desarrollas algún proyecto en particular en estos momentos?

Uno de los proyectos en el que estoy más enfocado es en terminar una maestría, que tiene como objetivo desarrollar el análisis social de la ciencia y la tecnología. Habitualmente el periodismo sobre ciencia y tecnología se dedica a deslumbrar al público con la última creación tecnológica y el más rutilante descubrimiento científico, o, en su defecto, el desate más morboso. De modo que ayudar a comprender la “construcción social” de las creaciones en esos ámbitos serviría para el análisis del mundo en que vivimos.

Resultado de la investigación para la tesis de la maestría es un libro con la compilación de trabajos publicados en Alma Mater con ese enfoque, definido por la academia como CTS, es decir ciencia tecnología y sociedad, bajo el título de La Tarea “científica” de hacer pública la ciencia y que está publicado en forma de PDF por la editorial universitaria, en espera de convertirlo en un libro electrónico.

 

¿Tienes pensada alguna otra historieta de interés patrimonial?

Por lo pronto, nos gustaría encontrar el modo de publicación de la historieta El Guardián del honor, sobre la batalla contra los ingleses por la defensa del Morro y Una verdad bien contada, que es el otro proyecto de historieta terminado, el cual cuenta una “versión cubana” acerca de la famosa circunstancia en que el Presidente norteamericano William Mackinley le envió un mensaje a Calixto García, con el fin de explorar la posibilidad de entrar en la guerra contra España y que tan funestas consecuencias trajo para Cuba.

Esta es una historia que en Estados Unidos tiene la versión de aparecer como si fueran nuestros salvadores y en la persona que trajo el mensaje, el  teniente Andrew Rowan, como héroe de la independencia de Cuba.

Hay otros proyectos sobre temas patrimoniales. Si te fijas, al final de Una historia de La Habana contada por sus piedras, uno de los personajes menciona hechos, personajes y lugares que serían como una especie de “primera temporada”, como se dice ahora, de una saga que daría para más de una serie en tales temas.

Las investigaciones están realizadas. Solo esperan por decisiones editoriales.

1Es periodista de la revista Alma Mater, especializado en temas de ciencia y tecnología,  más enfocado en el análisis social.

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