"Historia de la Quinta de los Molinos": una deuda saldada a la historiografía cubana

Este libro, editado por Clara Hernández Cáceres y con diseño de Joyce Hidalgo-Gato, recrea la vida del lugar desde la colonia hasta la actualidad.

Como una invitación a recorrer los senderos de uno de los espacios más emblemáticos de La Habana fue recibido, en la mañana del domingo 15 de febrero, el libro Historia de la Quinta de los Molinos, una de las propuestas de Ediciones Boloña, presentada durante de XXIV Feria Internacional del Libro de La Habana.

Con la amena prosa del investigador, pintor y poeta Luis Abreu González (La Habana,  1951) llega este nuevo volumen que, con minucioso detalle, aborda la historia del “único espacio verde en el corazón de la capital del país”, partiendo de la profunda investigación en fuentes primarias y en la información contenida en libros y publicaciones periódicas.

Editado por Clara Hernández Cáceres y con diseño de Joyce Hidalgo-Gato este libro, que viene a formar parte de la colección Raíces de la casa editorial de la Oficina del Historiador de la Ciudad, recrea la vida del lugar desde la colonia hasta la actualidad.

 Al analizar los aportes de esta nueva publicación de Boloña a la historia de la arquitectura cubana cabe destacar los interesantes datos que arroja sobre las casas-quintas, tipo de construcción de las primeras décadas del siglo XIX, que aparecen en las zonas de ensanche urbano de las ciudades y en las cuales la presencia de un jardín, en contacto con el entorno, hace que se diferencien de la tradicional casa con patio.

 Una deuda saldada a la historiografía cubana resulta esta investigación sobre la historia de La Quinta de los Molinos, tema de obligada referencia al tratar de conocer la historia de la Zanja Real, la del Jardín Botánico que estuvo enclavado en sus predios, la de la quinta de recreo instalada allí por el capitán general Miguel de Tacón, la de la línea del primer ferrocarril que atravesaba sus terrenos, la de la avenida de Carlos III, la de la Universidad de La Habana, la del Generalísimo Máximo Gómez, que estuviera alojado en la casa principal.

 Asimismo la investigación de Abreu arrojó nuevas luces sobre las modificaciones constructivas que sufrió la Quinta a lo largo de los años, información imprescindible para las labores de restauración emprendidas en ella por la Oficina del Historiador de La Habana y que le devolvieron al histórico sitio su esplendor de antaño.

 

 

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