Por Isachi Fernández
Con la presencia del escritor Abel Prieto Jiménez, asesor del presidente cubano, y de la historiadora Olga Portuondo, una de las personalidades a que está dedicada la Feria Internacional del Libro Cuba 2015, El Dr Eusebio Leal presentó el primer aporte de Ediciones Boloña a esta gran fiesta literaria: Guía de Museos, contentiva de 31 instituciones que enriquecen el valor de la capital cubana y de la nación.
Se trata de una obra, en edición de bolsillo, a propósito de centros expositivos pertenecientes a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y nacida a partir de la información compilada por especialistas de estas instituciones, a lo que se suman un rosario de fotos y datos de utilidad como dirección, teléfono y horarios.
“La decisión editorial de Boloña, que sucede a la máquina editorial pequeña pero eficiente, del historiador Emilio Roig de Lechsenring es centrar nuestro mayor esfuerzo en que queden documentadas e ilustradas todas las colecciones de los bellos museos que hoy integran este sistema”, sostuvo Leal en la presentación y recordó cuando a petición del Dr Armando Hart, entonces ministro de Cultura, se asumió la Casa Natal José Martí con algunas piezas muy preciadas, tales como el único retrato para el cual Martí posó alguna vez para el pincel de un artista.
En otro momento de su intervención, el orador comentó que su predecesor y maestro, Emilio Roig de Leuchsenring, consideró el museo como un instrumento importante para su labor de historiador, escritor y conferencista. Las piezas de museos devenían, sostuvo, elementos probatorios de lo que él quería explicar estableciendo una modalidad que se convirtió en doctrina para sus seguidores: romper el esquema sacro, intocable y distante de las piezas de museos en relación con el público que los visita. A modo de apostilla, recordó que esto no es posible en todos los casos, pero instó a practicarlo en tanto sea viable.
El historiador rememoró la contribución de Marta Arjona al país cuando “en un momento de revolución en que muchos no sabían el valor de las cosas, que muchas cosas, como en toda revolución, se perdieron, o corrieron el riesgo de perderse; se atravesó en el camino de esa fuga” su férrea voluntad. “Los museos cubanos tienen una particular recordación a la figura de Marta, que además ennobleció el carácter jurídico y la base constitucional de Estado cubano moderno al propugnar que las dos primeras leyes de la República fueran la del patrimonio nacional y la de los museos”, dijo.
A propósito de estas instituciones, comentó que para un conocedor conllevan siempre a una meditación en torno al objeto que cuando se aparta de la mano de su propietario empieza como una larga muerte, interrumpida por el trabajo de los restauradores y conservadores.
“Cuando el abanico queda inmóvil dentro de una vitrina comienza un largo proceso. Ha desaparecido el viento, la mano que lo inspiró, y el rostro que una vez se ocultó detrás de él”. El arte, entonces, de los guías de museos es darle vida a eso, hacer que se sienta y se preciba lo que había antaño, reflexionó.
Más adelante, Leal instó a hacer un esfuerzo muy grande contra el desaliento, contra la fatiga, a acudir constantemente a la historia, y recordó las obras arquitectónicas que hoy se restauran, tales como el Gran Teatro de La Habana y el Capitolio Nacional, símbolo de la nación, subrayó, “ no importa quién lo haya hecho, porque de lo contrario tendríamos que regresar a una edad primitiva, buscarnos una yagua no comprometida con ningún ser humano y volvernos a colocar a su sombra porque todo lo demás estaría condenado por una historia siniestra”.
Para concluir, recordó la lejana visita del presidente Francois Mitterrand, quien recorrió extasiado el Museo de Arte Colonial ( el pasado año reabrió sus puertas tras una restauración capital), y exclamó a su directora: “ ¡qué responsabilidad tan grande han puesto en sus manos!”