Historiadores, arqueólogos, hombres de mar, apasionados por los avatares que testimonian restos de naufragios se darán cita en el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, en la calle Mercaderes, todos los martes de febrero, a las dos de la tarde, para disfrutar de un ciclo fílmico con esta temática.
Las sesiones, que incluirán siempre una disertación a cargo de un especialista, comenzaran este 3 de febrero con la proyección del documental El mar de los naufragios, de Ernesto Daranas, en el cual se ilustran algunos de los trabajos de arqueología subacuática realizados en Cuba por investigadores de Carisub, a partir de pecios como el Inés de Soto y Nuestra Sra. del Rosario.
Otros títulos que se exhibirán durante el II Ciclo de Cine Arqueológico Subacuático, organizado por el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador, con el soporte de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe (Unesco) apuntan a exploraciones en los restos del galeón Nuestra Señora de Atocha, un barco fenicio excavado entre 1999 y 2001, una embarcación medieval hallada durante las obras previas a las Olimpiadas de Barcelona, y la búsqueda de un pecio en aguas de Campeche, México.
Los primeros trabajos submarinos en Cuba se remontan a su pasado aborigen, pero su evolución se enriquece considerablemente con los rescates y labores que se realizaron durante la Colonia. Por referencias de documentos se conoce que la primera exploración a través de buceo se realizó en Puerto Carena, en el primer cuarto del siglo XVI, cuando se le taponeó una vía de agua a un barco de Hernández de Córdova, primer explorador de las costas de México. Más tarde varias compañías en San Cristóbal de La Habana se dedicaron a rescates de naufragios, labor bien remunerada.
Las rutas comerciales establecidas a partir del descubrimiento del Nuevo Mundo hicieron de las aguas cubanas depositarias de un tesoro histórico a partir de la posición geográfico- estratégica de la Isla. La escasa información cartográfica de un litoral con múltiples accidentes geográficos, las variables condiciones hidro-meteorológicas de la región y la dinámica actividad de piratas y corsarios en el Caribe, fueron las principales causas de un piélago de descalabros navales durante siglos.
Sin embargo, solo en la década de 1960 surge como disciplina en Cuba la Arqueología Submarina, con la apertura de un departamento afín en el Instituto de Oceanología, perteneciente a la Academia de Ciencias de Cuba.
La plataforma insular cubana, con una biodiversidad espléndida por su color y forma, acoge gran parte de una historia que floreció con el llamado encuentro cultural entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Es así como yacen ocultos aún restos de naufragios y con ellos un sustancioso caudal del testimonios históricos. Con su salvaguarda, estudio y promoción contribuye el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Habana.