Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Una interesante conferencia sobre José Martí y los trabajadores, de manera particular su vínculo con los tabaqueros, ofreció Ramón Guerra, especialista del Museo Casa Natal de José Martí, en el Museo del Tabaco de la Oficina del Historiador de la Ciudad, a propósito del aniversario 162 del natalicio del Maestro.
Guerra explicó la reacción diferente que en un inicio tuvo la prédica martiana entre los cubanos, residentes en ese entonces en Nueva York y en La Florida, específicamente en Tampa y Cayo Hueso, estos últimos núcleos fundamentales de la emigración.
“Martí llegó por primera vez a Estados Unidos en enero de 1880”, dijo, para luego comentar que se estableció en New York, donde radicaba la Junta Revolucionaria dirigida por Calixto García. Allí participó en los trabajos de la emigración, y, casi al finalizar la Guerra Chiquita, pasó a presidir la Junta.
Más adelante, el especialista refirió que en 1884 Martí conoció a Máximo Gómez y Antonio Maceo, quienes llegaron a Nueva York con el propósito de unificar a los emigrados cubanos. El Apóstol se vinculó a los planes de ambos líderes para reiniciar la guerra y les explicó sus puntos de vista, pero surgieron discrepancias entre ellos acerca de la forma de organizar la gesta independentista.
No obstante esas hostilidades, precisó Guerra, el Héroe Nacional asistió a mítines conmemorativos por la Guerra de los Diez Años, insistió en la unidad como factor determinante para alcanzar la victoria, se mantuvo atento a la situación en la Isla e incrementó su quehacer político en Nueva York entre 1887 y 1891.
En tanto, al referirse a la emigración cubana en el sur de La Florida sostuvo que era fundamentalmente obrera, sobre todo de tabaqueros que, con una madura conciencia de clase, comenzaron a llegar a mediados del siglo XIX a esa zona de Estados Unidos. Muchos de ellos combatieron en la contienda de 1868 y mantenían un apoyo a la causa libertadora cubana.
Invitado por los tabaqueros de Tampa, Martí llegó a esa ciudad el 25 de noviembre de 1891. Al día siguiente, en el Liceo Cubano emitió su primer discurso, “Con todos y para el bien de todos”, que tuvo como centro a la unidad -sin distinción de clases y razas- y constituyó la base del futuro Partido Revolucionario Cubano. En su segunda jornada, en ese mismo escenario, pronunció “Los Pinos Nuevos”, a propósito del 27 de noviembre de 1871. A partir de ese momento José Martí se convirtió en el líder de la emigración revolucionaria cubana, añadió el especialista de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Ya en diciembre de ese propio año Martí viajó a Cayo Hueso, donde lo recibió una multitud de tabaqueros, que apoyaban la idea de la guerra necesaria. Esa localidad devino centro de la emigración revolucionaria, afirmó.
Tras detallar que en el mes de enero de 1892 el Apóstol presentó las bases y estatutos del Partido Revolucionario Cubano (PRC) y creó en marzo el periódico Patria, el 10 de abril, del propio año, fundó esa organización y resultó elegido su delegado.
Finalmente, Ramón Guerra se detuvo en lo que representó la Convención Cubana, la organización más antigua y de mayor prestigio de Cayo Hueso, cuya finalidad principal fue la lucha por la independencia de Cuba. La agrupación ofreció decidido apoyo a Martí y al PRC, que tuvo como principal sostén económico a la emigración revolucionaria cubana, de modo destacado a los tabaqueros.
Los lectores de tabaquería de La Habana, representantes del Sindicato Tabacalero y del Grupo Empresarial TABACUBA e invitados participantes en la conferencia apreciaron, además, una muestra de reconocimientos entregados al Museo del Tabaco por la Sociedad Cultural José Martí y de las anillas con la imagen del Héroe Nacional, que le ha obsequiado a esa institución patrimonial la Asociación Vitofílica de Cuba.