Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
“Estamos frente a la más completa antología de los cuentos de Rubén Darío, en lengua hispana, hasta la fecha”, señaló el filólogo, especialista literario y ensayista Ernesto Sierra, en la presentación del volumen, publicado por la Editorial Arte y Literatura, en el Centro Hispano-Americano de Cultura.
En la amena e interesante intervención, el también director de esa institución patrimonial de la Oficina del Historiador de la Ciudad, destacó la cuidadosa edición de orfebre de Elizabeth Díaz, quien detalla en sus páginas lo realizado en la Isla antillana en torno a los cuentos del poeta, aparecidos en periódicos y revistas diversas, de diferentes países.
Más adelante, el profesor universitario indicó que los comentarios de Díaz en la compilación Todos sus cuentos. Rubén Darío aportan al acercamiento del escritor al cuento modernista. Asimismo, recomendó la lectura de los textos en prosa del libro, cuya cubierta está ilustrada con un fragmento del cuadro “Octubre helado”, de John Everett Millais.
El título reúne 97 cuentos de fantasía, de amor, de cruda realidad, de horror, de reflexión política y religiosa, infantiles, costumbristas, llenos de humor, ironía y emoción…, profusamente anotados por Ernesto Mejía Sánchez, Julio Valle Castillo, Jorge Eduardo Arellano, Roberto Ibáñez y notas de la propia edición.
Nombres de algunos de los textos completos reunidos en el volumen son “A las orillas del Rhin”, “El fardo”, “El velo de la reina Mab”, “La ninfa. Cuento parisiense”, “Las pérdidas de Juan Bueno”, “Un sermón”, “En la batalla de las flores”, “Las razones de Ashavero”, “La pesadilla de Honorio”, “Gesta moderna” y “La leyenda de San Martín, patrono de Buenos Aires”.
Rubén Darío (1867 – 1916) publicó solo un libro de cuentos en su vida, mezclado con poesía, el inmenso Azul…, de 1888. A juicio de Elizabeth Díaz, Rubén Darío fue una extraordinaria figura en la historia de la literatura mundial, que renovó nuestro lenguaje hasta poder decir que después de él se escribió distinto.“Nos es también querido por el reconocimiento que hizo en vida a quien él también llamara “nuestro José Martí”.