Tomado del sitio web Habana Radio
Por Yoel Lugones Vázquez
Fotos: Alexis Rodríguez
No fortuitamente en la Calle Mercaderes se encuentra el retablo de las grandes figuras e intelectuales del siglo XIX cubano. Y es que frente a estas imágenes se erige una de las casas más interesantes de la Plaza de la Catedral que fuera habitada por el doctor Francisco Teneza, a quien la Corona Española confirió el título de Protomédico de La Habana. El día 6 de mayo de 1707 solicitó y obtuvo un permiso para fabricar portales a su casa, aparentemente de una sola planta.
Así comenzó la historia de una construcción que hoy día es rescatada, por su valor patrimonial, por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana: la Casa del Marqués de Arcos.
Un poco de historia
Lesbia Méndez Vargas, Directora de Patrimonio Cultural de la Oficina del Historiador, nos comentó sobre la historia y significación de la Casa del Marqués de Arcos: “Es uno de los inmuebles más singulares y más interesantes que rodea la Plaza de la Catedral. Incluso, es un edificio que antecede ya la propia Plaza con su edificio principal que es la Catedral de La Habana, la iglesia de los jesuitas”.
La Casa del Marqués de Arcos fue construida cuando todavía este espacio era un lugar sin importancia, conocido como Plaza de la Ciénaga, porque era una zona muy baja adonde llegaban algunos manantiales por un lado y un brazo de mar por el otro. Era una zona muy cenagosa, de ahí viene su nombre iniciático.
“Ese inmueble y el contiguo conocido como Palacio de Lombillo, fueron construidos en esa etapa de la Plaza de la Ciénaga, por lo que su fachada principal, a pesar de lo que se piensa, es hacia la Calle de los Mercaderes. Cuando la plaza evoluciona, se cualifica a partir de la exaltación de la iglesia que ya no le pertenecía a los jesuitas – habían sido expulsados – y se convierte entonces en la nueva sede de la Parroquial Mayor al demolerse la que existía desde los orígenes de la ciudad en la Plaza de Armas, ese espacio gana en importancia por el edificio principal de las autoridades eclesiásticas de la ciudad y mucho más aún cuando se exalta Catedral en la segunda mitad del siglo XVIII”, apuntó Méndez.
Es en ese periodo histórico que esos inmuebles, que ya existían, vuelcan su mirada a la plaza y es el instante en que se les construye el portal y la fachada con vista a ese gran espacio abierto.
Uno de sus primeros dueños fue don Diego Peñalver y Ángulo, tesorero oficial de la Real Hacienda, quien le agregó a la vivienda otra planta. Su hijo, Ignacio Peñalver y Cárdenas, recibió como herencia la casa y en 1792 recibió el título de Marqués de Arcos, de ahí su nombre.
A mediados del siglo XIX, los marqueses Arcos pasaron a habitar una mansión aún mejor dando lugar a que, posteriormente, la casa fuera ocupada por las oficinas de Correos, luego el Liceo Artístico y Literario y luego fue, como tantas otras construcciones del periodo colonial, casa de vecindad.
Según los especialistas, la Casa del Marqués de Arcos es uno de los mejores exponentes de la arquitectura residencial en Cuba, y eso se debe a la elegante monumentalidad y su perfecta comunión con atributos que en el siglo XVIII llegaron a ser decisivos en la conformación de la vivienda cubana de las familias poderosas.
En cuanto a su distribución arquitectónica su frente principal, en la calle Mercaderes, es de imponente presencia por su gran altura y en el interior la composición está en torno a un patio central con galerías circundantes.
Como apuntan los estudiosos, su escalera es una obra de gran monumentalidad, semejante a las de los grandes palacios italianos del Renacimiento; tiene cuatro ramas y se encuentra en un amplísimo y elevado recinto que magnificaba el paso de damas y caballeros con sus lujosos atuendos.
Actualidad y perspectiva
Como nos comentaba Lesbia Méndez, ahora mismo la Casa del Marqués de Arcos está en un momento de reconstrucción muy avanzado: “Es un inmueble que lleva varios años intervenido, se ha dilatado realmente más de lo debido en el tiempo pero actualmente sí estamos en una etapa final de le ejecución de la obra civil; es decir, de la rehabilitación total, de la restauración total del inmueble. Solo nos queda el trabajo de techo en el salón principal de la planta alta, el cual era una labor mucho más compleja por el tema de las maderas y la complejidad de las vigas. Es por eso que, sin dudas, en el 2015 tendremos la Casa del Marqués de Arcos concluida”.
Cuando se termine la reconstrucción un gran complejo cultural se habrá conformado en ese espacio de la Plaza de La Catedral, junto a otros emblemáticos lugares como el Palacio de Lombillo y el Museo de Arte Colonial.
“Hay una muy bonita aspiración que el propio Doctor Eusebio Leal, el Historiador de la Ciudad, ha sugerido e inspirado y es el hecho de que tanto el Museo de Arte Colonial, el Palacio de Lombillo y la Casa del Marqués de Arcos dentro de su proyección cultural puedan mostrar una evolución de los ambientes de toda esta etapa colonial, partiendo de la preciosa y valiosa colección que ya tiene el Museo de Arte Colonial y que sobre todo se refiere a los primeros siglos; es decir, al mobiliario, las artes decorativas, las pinturas y que, de alguna manera, estos otros dos palacios permitan un recorrido que nos lleva prácticamente hasta muy finales del siglo XIX e incluso los albores del siglo XX, con esa evolución doméstica que se vivió en estos palacios”, expresó la Directora de Patrimonio Cultural de la Oficina del Historiador.
“Incluso, la idea del Historiador – afirmó Méndez – es que puedan estos palacios comunicarse internamente, de manera que el visitante pueda recorrer esos espacios principales con todos esos ambientes sin necesidad de salir a la calle y volver a entrar al edificio contiguo”.
En el caso particular de la Casa del Marqués de Arcos, independientemente de que va a tener sus salones principales en el piso alto, por sus dimensiones permitirá, además, en sus entresuelos y en su planta baja diversificar también las opciones artísticas y literarias para, de cierta forma, conectarnos con un momento de su historia que es a finales del siglo XIX, cuando allí estuvo el Liceo Artístico y Literario de La Habana. El mural que está en la pared de enfrente, por la Calle de los Mercaderes, recrea la fachada de este edificio con esos importantes intelectuales de la época, encabezados por el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, asomado a los balcones del Palacio, recreando ese ambiente intelectual del inmueble en una etapa en que se convirtió en escenario para la vida y confrontación entre esas grandes figuras.
“Es por eso que – anotó Lesbia – vamos a hacer ahí ahora un centro que pueda también ofrecer espacios para la literatura, por supuesto con una mirada contemporánea a estos temas y con la posibilidad también de darles a los públicos las opciones que ofrece la contemporaneidad en asuntos de tecnología, pero que sí pueda de alguna manera conectarse con esa historia. En los entresuelos, por ejemplo, va a existir una pinacoteca infantil muy vasta y muy hermosa que hemos logrado crear y fomentar a lo largo de toda la historia de la restauración, desde los años 80 del siglo pasado; son los niños los que han ido pintando en nuestros talleres el proceso de restauración y desde allí se va a poder hacer un trabajo hacia ese sector de público infantil, adolescente. Vamos a tener espacios en planta baja para poder difundir todo el fondo de imágenes de la ciudad que tenemos en nuestra valiosa Fototeca. Es decir, queremos realmente hacer honor a ese Liceo Artístico y Literario de La Habana que estuvo en un momento determinado en la Casa del Marqués de Arcos”.
Muy pronto los habaneros y los admiradores de nuestra capital contarán con un nuevo espacio rescatado para perpetuar nuestra memoria histórica y para seguir devolviéndole a La Habana, en su aniversario 495, su esplendor: la Casa del Marqués de Arcos