“Mordida”: un llamado de atención a la información no explorada desde el ámbito de las artes

Por: Yudinela Ortega Hernández, especialista de Factoría Habana

Otra violencia muy distinta aparece hoy (…) violencia implosiva que resulta no ya de la extensión de un sistema, sino de su saturación y de su retracción, como ocurre con los sistemas físicos estelares. Violencia correspondiente a una desmesurada densificación de lo social, al estado de un sistema super regulado, de una red (de saber, de información, de poder)  demasiado espesa y de un control hipertrófico sobre todo pasadizo intersticial.

Jean Baudrillard.

 

Sentenciado a visibilizar las incertidumbres históricas y las fronteras imprecisas que catalogan su accionar dentro de la praxis social, el artista se ha propuesto como máxima, incidir sobre los procesos comunicacionales y revocarlos desde las iniciativas artísticas. Su vocación mordaz deviene entonces, respuesta certera y elocuente ante los márgenes que impone la institucionalidad del poder.

A cada área del conocimiento humano se supeditan procederes que retrasan la simultaneidad de la información, una información atropellada, ignorada ante el advenimiento de una conducta subliminal que de a poco puede llegar a convertirse en una conciencia de la desinformación, de la tergiversación de sentidos. Ante tales circunstancias resulta urgente subvertir los axiomas y desde posturas alternativas, asumir la implosión de un tipo de información que escapa a la vista humana, pero que es parte sustancial de nuestro acontecer diario.

Abocados a experimentar con las nociones informativas provenientes de otras esferas de la creación humana, dígase tecnológica, administrativa, informativa, bélica… se reúnen en Factoría Habana un grupo de creadores entre los que figuran Celia- Yunior, Dennis Izquierdo e *. IMG,  que fundamentan su quehacer en la responsabilidad que les convoca: la información no atendida. Procuran un llamado de atención hacia nuevas reformulaciones de conceptos y estrategias de comunicación, inmanentes a las directrices que definen su producción artística. Los une entonces, una misma intención de visibilizar algunos estratos informativos que resultan ineludibles y que se erigen puntos de contacto apreciables en la nueva cita que acoge Factoría Habana.

Cada uno de los artistas participantes son fieles a la individualidad que define su quehacer, no obstante, las piezas establecen un diálogo multidisciplinario, cuya finalidad es representar un tipo de información no decodificada a todas luces, inadvertida o simplemente no reconocida en los ámbitos que opera. Las piezas se erigen metonimia de un tipo de acción informacional que trasladan su significado en la medida que el objeto se erige sujeto consecuente de un intervenir, justificado por la minuciosidad de la investigación. Las piezas que acoge Mordida, transitan por la escultura instalativa, el mapping y la videoinstalación, desplazándose por estilos comunes. Plantean una búsqueda hacia lo factual, hacia alusiones inexactas que enfatizan en la incapacidad de los discursos para totalizar significados y polarizar significantes a contrasentido. El dato informativo es contrastado en los discursos específicos de cada obra, en la precisión con la que se escenifican la antinomia de la proliferación o nacimiento de una cultura de la información y la traslación de esa información a estratos no reconocidos de manera tal, que obstruye la recepción social de los distintos fenómenos.

Mordida puede resultar provocadora, inaccesible, transgresora… puede constituir en la medida que se explora y se repiensa, metáfora reveladora de los intersticios de la cultura de la información. Es un llamado de atención por parte de los artistas, que intentan concientizar sobre zonas de la información no exploradas desde el ámbito de las artes y la sociología. Revela grosso modo, la incapacidad del sujeto social para acceder al flujo informativo que le rodea.

 

 

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