Proyecto de verano Rutas y Andares

Otras informaciones sobre el proyecto:

En el año 2001 la Oficina del Historiador de la Ciudad diseñó la primera edición de un programa público que acercaría a la familia cubana al patrimonio histórico-cultural atesorado en el Centro Histórico. La idea inicial se centraba en visitas libres a museos que tomaron el nombre de Rutas, aceptadas desde un primer momento por decenas de personas que respondieron a la convocatoria.

Así comenzaba Rutas y Andares para Descubrir en Familia, un proyecto que fue creciendo en el tiempo, al punto de que hoy son miles los grupos beneficiados con esta propuesta. A las primeras visitas se sumaron los Andares o recorridos especializados, modalidad que enriqueció esta opción de turismo cultural, que privilegia la interrelación de los guías y familias. Además de abrir las puertas de La Habana Vieja, Rutas y Andares ha conectado a unos y a otros en una experiencia que involucra a todos los componentes del Centro Histórico. Públicos externos e internos interactúan en una iniciativa que confirma la idea de que el museo, además de conservar e investigar, ha de comunicar desde una concepción contemporánea.

Avalado con el tercer reconocimiento del Premio Iberoamericano de Educación y Museos en el año 2010, Rutas y Andares cuenta con un equipo interdisciplinario (investigadores socioculturales, comunicadores, promotores culturales, museólogos, historiadores, arquitectos y guías) en sus diferentes etapas de trabajo, desde la concepción, planificación y organización hasta su puesta en práctica y evaluación.

Cada edición significa un reto pues la institución debe apelar a la iniciativa y talento de sus especialistas para proponer temáticas novedosas que atraigan a las familias, y sobre todo, a aquellas que repiten año tras año. Para ello Rutas y Andares ha favorecido también la participación de múltiples actores, incluso más allá de las fronteras del Centro Histórico, entre los que se cuentan artistas plásticos de reconocimiento, intelectuales y escritores de gran valía, e incluso instituciones de prestigio.

¿Una ruta o un andar?

Quizás muchos se preguntarán cuál es la diferencia entre una ruta y un andar. La primera es una modalidad que apela a la visita a museos agrupados a partir de un elemento común vinculado con las temáticas, colecciones o ubicación en el Centro Histórico. Por su parte, el andar responde a una visita de recorrido por el entorno en la que la familia interactúa con un guía especializado.

Aunque las rutas comenzaron siendo visitas libres, los participantes pidieron que se incorporaran los guías para complementar la información recibida en las exposiciones transitorias o permanentes en el museo. De ahí que en el año 2004 surgieran las visitas guiadas de museo en museo, que conectaron a varias instituciones en una suerte de peregrinar por colecciones con determinados puntos de contacto.

Los andares, incorporados al proyecto en el año 2002, favorecen el reconocimiento de los valores artísticos y patrimoniales del entorno, a la vez que propician el acercamiento al proceso de restauración de estos bienes y a la gran obra social y cultural que se desarrolla en esta parte de la ciudad. En las últimas ediciones, estos recorridos salieron de los límites del Centro Histórico y han llegado al Barrio Chino de La Habana, El Vedado, Regla, Cojímar y Miramar.

Una experiencia lúdica

Desde un inicio Rutas y Andares ha sido pensado como un gran juego de participación en el que la familia va venciendo determinadas metas. Se trata de un sistema de premios que incentiva a los participantes a realizar un mayor número de visitas y recorridos en pos de alcanzar los reconocimientos correspondientes a cada uno de los escalones establecidos.

El cuidado en la concepción de los premios, acordes con la proyección sociocultural de la Oficina del Historiador, remite a sus acreedores al continuo proceso de creación de bienes culturales que se lleva a cabo en La Habana Vieja. En los primeros años, cuando el número de participantes no alcanzaba elevadas cifras, las familias llevaban a casa souvenires que identificaban a la ciudad, sin embargo, ya en el año 2005 la propuesta de premios consolidó su carácter cultural, pues más allá del soporte material, los participantes ganaron también la posibilidad de disfrutar de un concierto de primer nivel, de recorridos especiales o de otras propuestas de gran calidad.

Esa edición concedió al programa una suerte de continuidad, al captar a las familias ganadoras del Premio Mayor como un público real de las opciones desarrolladas durante todo el año en los museos y centros culturales de la Oficina del Historiador. Gracias a esta iniciativa y como parte de la personalización del proyecto, la institución puede conocer las necesidades e intereses culturales de las familias que durante todo un año tienen acceso libre y gratuito a los museos de la zona. Distinguido con la condición de Familias Rutas y Andares, este segmento recibe una atención permanente por parte de la institución que ha trazado acciones comunicativas marcadas por el intercambio directo de los promotores, encargados de proveerlos de información y convidarlos al consumo de los productos culturales de su preferencia.

Cómo se diseña Rutas y Andares o el reto de reinventarse

Es esta una de las principales interrogantes de quienes participan en el programa de verano de la Oficina del Historiador. Son muchos los especialistas involucrados en este empeño, pero es en la Dirección de Gestión Cultural de la Dirección de Patrimonio donde se centran todas las iniciativas y sugerencias. Fue aquí donde nació la idea de este proyecto que, aunque fue aceptado desde sus inicios, a muchos les pareció una locura imposible de mantener en el tiempo.

La realidad ha demostrado lo contrario y cada vez son más las complejidades en su diseño, pues ha crecido la institución y las demandas del público. En aras de complacer a unos y a otros, el grupo gestor trabaja durante varios meses en el análisis de los resultados de los estudios de público de la edición anterior y de las propuestas generadas por los especialistas de la institución y por las familias participantes. Se trata de sugerir nuevas lecturas a la ciudad y formas novedosas de acercarse al museo, pero también de contar con expertos en cada materia que sean capaces de guiar los recorridos y comunicarse con un público heterogéneo. A esto se le suman un sinnúmero de coordinaciones que van desde la disponibilidad de capacidades para cada recorrido hasta la logística del terreno en la que la colaboración de la compañía Habaguanex juega un papel primordial en garantizar los productos que integrarán la oferta gastronómica que se pone a disposición de las familias.

Cronograma

Con un carácter cíclico, Rutas y Andares comienza en los meses de julio y agosto, etapa en la que se aplican los instrumentos de evaluación cuyos resultados sirven de diagnóstico a la nueva edición.

Julio y agosto: Implementación del programa y aplicación de instrumentos para su evaluación.

Septiembre: Elaboración del informe de evaluación que servirá de diagnóstico a la edición siguiente del programa.

Octubre: Análisis y presentación de los resultados de la investigación.

Noviembre a marzo: Recogida de propuestas para el diseño de la nueva edición, reuniones de trabajo con especialistas de la Dirección de Gestión Cultural, así como con los responsables de las entidades involucradas en el proyecto para su análisis y conformación final.

Abril y mayo: Revisión detallada con la Dirección de Gestión Cultural del nuevo programa y elaboración de la estrategia de comunicación. Coordinaciones logísticas con las diferentes direcciones de la Oficina.

Primera quincena de junio: Reunión de Eusebio Leal, director de la Oficina del Historiador de la Ciudad, con todos los especialistas que participan en Rutas y Andares, para socializar los resultados de la investigación de la edición anterior, y presentación del proyecto correspondiente a ese verano.

Primera quincena de junio: Reuniones con consejo ampliado de la Dirección de Patrimonio y de los directores con trabajadores de sus instituciones para analizar las últimas precisiones organizativas. Reunión de los coordinadores del proyecto con las trabajadoras comerciales, encargadas de la venta de los tickets.

Segunda quincena de junio: Conferencia de prensa, presidida por Eusebio Leal, que sirve de punto de partida para la implementación de la estrategia de comunicación durante todo el verano.

Primera quincena de julio: Inicio del proyecto. Coordinaciones logísticas para la apertura. Venta de tickets en los puntos de venta habilitados. Inicio de la aplicación de instrumentos de investigación sociocultural.

Segunda quincena de agosto: Fin del proyecto y de la aplicación de los instrumentos de investigación que conformarán el diagnóstico para la próxima edición.

Rutas y Andares para Descubrir en Familia 2020