Habana Cultural

Programa Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana: Latido impreso del Centro Histórico

Yimel Díaz Malmierca

Aniversario 25 del Programa Cultural

Por: Yimel Díaz Malmierca

La creación del Programa Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) en el año 2000 marcó un hito en la comunicación patrimonial cubana. Nacido de la iniciativa de la entonces recién graduada de Periodismo, Katia Cárdenas, y un pequeño equipo de jóvenes profesionales, el proyecto se propuso articular y visibilizar la intensa actividad artística y comunitaria del Centro Histórico, en un momento de plena expansión del proceso de restauración liderado por el doctor Eusebio Leal Spengler.

Los inicios: comunicación y cohesión institucional

En el año 1995, la Oficina carecía de una estructura formal de prensa y comunicación cultural. Los museos desarrollaban actividades independientes, sin coordinación entre sí. Desde el Departamento de Programas Culturales, Cárdenas y sus colegas Nivia Marina Brismat y Gertraud Ojeda impulsaron los primeros estudios de público, estrategias de comunicación y acciones de promoción, enfocadas entonces en instituciones como la Basílica Menor de San Francisco de Asís.

Pronto identificaron la necesidad de un soporte común que reflejara la programación cultural de la Oficina, destinado tanto a los residentes como a los visitantes. Esta visión se consolidó con la creación de un departamento de Promoción Cultural, dirigido por el periodista y editor Pedro Juan Gutiérrez, bajo cuya guía se conformó un equipo interdisciplinario que incluía a la editora Lilibeth I. Bermúdez y al artista gráfico Carlos Alberto Masvidal.

Nace una publicación

El primer número del Programa Cultural salió en noviembre de 2000. La portada estuvo dedicada al santo patrón de la ciudad, San Cristóbal de La Habana. Su impresión se realizó en Palcograf, con apoyo técnico de Da Vinci para la fotomecánica, entidades que se convirtieron en grandes aliados del proyecto.

Aunque inicialmente generó ciertas dudas en Leal —quien lo consideró un «lujo insostenible», según recuerdos de Masvidal—, la buena recepción que tuvo el primer número entre sus destinatarios y el reconocimiento de intelectuales y artistas como Armando Hart y Alfredo Guevara, consolidó su permanencia al punto de que luego necesitaba el Programa Cultural casi para vivir.

Desde aquel noviembre de 2000, la publicación se editó mensualmente y fue distribuida de manera gratuita en museos, hoteles, casas de renta, aerolíneas, representaciones diplomáticas y medios de comunicación.

Contenidos y alcance

El tabloide de 16 páginas, inicialmente 12, que combina artículos sobre exposiciones, conciertos, festivales y proyectos sociales, se convirtió en la voz impresa de la ciudad. Durante años, cada número llegaba a su destinatario con una carta firmada por Leal, mecanismo que empleó para fortalecer su comunicación con ministros, embajadas, periodistas y amigos de la Oficina. Ese pliego de papel era una mezcla de editorial, crónica y correspondencia personal donde el Historiador informaba, convocaba, agradecía… En algunos casos, añadía pequeños mensajes manuscritos.

Con el paso de los años, el mapa cultural que publicaba creció a la par de la zona restaurada; comenzó ocupando el tercio de una página, y hoy desborda ese espacio, pues incluye instituciones fuera del Centro Histórico, proyectos comunitarios y programas infantiles.

El diseño, siempre a cargo de Masvidal, mantuvo una identidad visual reconocible, flexible y coherente. Se realizaron ediciones especiales dedicadas a efemérides relevantes —como el aniversario de la ciudad—, así como una versión en inglés y suplementos dedicados al intenso quehacer del Centro Hispanoamericano de Cultura.

Transformación digital y proyección futura

La pandemia de la covid-19 obligó a incorporar con celeridad el entorno digital. La página web Habana Cultural devino preludio de la transición a que ahora estamos abocados: del Programa Cultural impreso a la era digital.

Actualmente, la Dirección de Gestión Cultural de la OHCH trabaja en un proceso de transformación digital que preserva a Habana Cultural como plataforma que reproduce y amplía los contenidos del Programa, con boletines electrónicos y mayor presencia en las redes sociales; e incluye una agenda cultural interactiva, con una versión impresa más ágil y sostenible.

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El objetivo, según Cárdenas, es mantener viva la esencia del proyecto: «unir la historia, la cultura y la comunidad, para que la ciudad siga dialogando con sus públicos».

A 25 años de creado, el Programa Cultural de la Oficina del Historiador permanece como referente de la comunicación patrimonial en Cuba, un ejercicio sostenido de acompañamiento, gestión, creatividad y compromiso con la identidad y la esencia social del Centro Histórico de La Habana.

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